El Pleno del Congreso ha ratificado este jueves el Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza en la Unión Económica y Monetaria (TECG), el conocido como Pacto Fiscal Europeo, con un amplio respaldo parlamentario de PP, PSOE, CiU, UPyD, PNV, UPN y FAC, y el rechazo de la izquierda minoritaria.

Aunque en un primer momento el PSOE había anunciado su rechazo a la ratificación si el Gobierno no aceptaba incluir una enmienda que hiciera una apuesta explícita por el crecimiento, finalmente ha conseguido un acuerdo con el PP para presentar una iniciativa conjunta sobre esta materia, que en principio se debatirá en el Pleno de la próxima semana.

Así, los socialistas han decidido retirar sus enmiendas parciales y apoyar la ratificación, que ha salido adelante con los 310 votos a favor de PP, CiU, UPyD, PNV, UPN y FAC, frente al rechazo de los 19 diputados de la Izquierda Plural (IU-ICV-CHA), Amaiur, ERC, BNG, Compromís-Equo, NC y Geroa Bai.

Junto con la votación de la ratificación, el Pleno de la Cámara Baja también ha rechazado las enmiendas de devolución presentadas por la Izquierda Plural y el BNG.

Hace falta más integración

El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha expresado en sus intervenciones su coincidencia en la apuesta por medidas que impulsen el crecimiento, pero ha recordado que "lo primero" es garantizar la sostenibilidad de las cuentas públicas para ganar confianza en los mercados y facilitar el acceso a la financiación.

Además, ha hecho un alegato en favor del euro y ha defendido la necesidad de profundizar en la integración política europea para garantizar el futuro de la unión. En este sentido, ha apostado por medidas como dotar al Banco Central Europeo (BCE) de más competencias, crear eurobonos o materializar las ayudas del Banco Europeo de Inversiones (BEI) a proyectos estratégicos para la UE.

Sin embargo, la izquierda minoritaria se ha mostrado en contra de la ratificación alegando que hace falta más democracia a la hora de decidir este tipo de asuntos, y también han rechazado una "sacralización del déficit cero y de la austeridad" que, a su juicio, sólo conducen a asfixiar la economía y acabar con el Estado del Bienestar.