El banco emisor asegura que la legislación previa a las dos última reformas laborales "fomentaba el empleo de baja productividad y una excesiva volatilidad del mismo", que, además, "se vio acentuada por las dificultades entonces existentes para modificar las condiciones laborales".
"Todo ello condujo a una situación en la que el ajuste del empleo constituía la principal vía de respuesta de las empresas a los cambios en la demanda", añade.
El Banco de España realiza un ejercicio teórico bajo el supuesto de que los salarios reales hubieran disminuido un 5% en el primer trimestre de 2008 y, posteriormente, se hubieran estabilizado.
Como resultado, se hubieran evitado en términos acumulados hasta el cuarto trimestre de 2011 la destrucción de alrededor de un cuarto de la pérdida total de empleo observada desde el inicio de la crisis en el sector privado.
Por ello, asegura que "la moderación salarial puede actuar como factor de amortiguación de la intensidad de la destrucción de empleo en las fases cíclicas recesivas".
En su opinión, "cabe esperar que la última reforma laboral contribuya a facilitar la adaptación de las condiciones laborales al ciclo económico y, de esta forma, a suavizar el impacto de las caídas de la actividad sobre el empleo".
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