El TS declara la aplicación del Convenio de Montreal y, en particular, la limitación a la cuantía de la indemnización, por pérdida de la mercancía bajo la custodia del operador de handling, pues se considera que el hecho generador del daño se produce bajo la custodia del transportista aéreo o de sus dependientes, desde que toma las mercancías bajo su poder, hasta que las entrega al destinatario.
Se centra el litigio en determinar si en un supuesto de pérdida de la mercancía en el almacén de depósito temporal del aeropuerto de destino, es aplicable el Convenio para la unificación de ciertas reglas para el transporte aéreo internacional, hecho en Montreal el 28 de mayo de 1999, que establece una limitación de la cuantía de la indemnización cuando el transporte fue contratado sin declaración especial del valor de la carga y sin el pago de una suma suplementaria. La demanda, dirigida exclusivamente contra la empresa de almacén contratada por el transportista aéreo, fue estimada en la instancia pero revocada en apelación.
La Sala desestima el recurso, confirmando la sentencia de la Audiencia, pues entiende que el destino de la carga contratado con la transportista era el aeropuerto y que la mercancía debía entregarse en los almacenes de la demandada, donde se produjo la pérdida. Ello comporta que la pérdida de la carga tuviera lugar durante la ejecución del transporte aéreo y bajo la custodia del transportista aéreo puesto que, por lo dicho, el transporte termina con la entrega de la carga y comprende el almacenaje una vez depositada en tierra.
Aunque se admite que el contrato de transporte celebrado está incluido en el ámbito de aplicación del Convenio de Montreal, entiende el Tribunal que no se celebró un contrato de transporte que combinara el transporte aéreo y el transporte terrestre, sino un transporte aéreo con «cláusula de sustituibilidad».
Para la aplicación del art. 38 del Convenio de Montreal no es suficiente que el transporte se desarrolle por varios modos, sino que debe ser un verdadero contrato de transporte multimodal, de modo que en el contrato se prevea la utilización de al menos dos modos de transporte, uno de ellos aéreo y con las condiciones del art. 1 del Convenio (transporte internacional en aeronave). En los supuestos en que se pacte que la carga se traslade por aire y por otro medio de transporte, el art. 38 ordena que se aplique el Convenio a la fase aérea.
En el caso, de los hechos probados en la instancia, resulta que el contrato de transporte contratado era un transporte aéreo (Corea/Barajas bajo el conocimiento de embarque aéreo), si bien, como es habitual en este sector, mediante la «cláusula de sustituibilidad» incluida en la carta de porte aéreo, la compañía aérea se reservaba la facultad de trasladar la mercancía por otros medios de transporte, salvo que el cargador diera instrucciones específicas en contrario.
De esta forma, la única prestación pactada es el transporte aéreo, con las consecuencias que ello comporta desde el punto de vista de las causas de exoneración de responsabilidad que pueden invocarse. Pero se reconoce al transportista la facultad solutoria de realizar el transporte de otro modo, sustituyendo el modo de cumplimiento, sin que a tales efectos sea necesario contar con el asentimiento ulterior del expedidor. Así, el transporte efectuado por otro modo se considera dentro del período del transporte aéreo, y el transportista queda sometido al régimen de cumplimiento y responsabilidad del Convenio de Montreal.
El art. 30 del Convenio de Montreal permite ampararse en los mismos límites que el transportista a sus «dependientes» y «agentes» cuando actúan en el ejercicio de sus funciones. Contra lo que alega la recurrente, la referencia a «agentes» no se vincula a un contrato de agencia, sino al desarrollo de funciones accesorias pero esenciales para la completa ejecución del transporte.
Puesto que el contrato de transporte comprende tanto la fase previa al estricto traslado como la fase posterior, hasta la entrega, no cabe duda de que las actividades instrumentales de descarga y almacenamiento se vinculan de manera esencial al transporte, con independencia de que las preste el transportista por sí mismo, a través de sus empleados o a través de un tercero, lo que sucede precisamente en el transporte aéreo mediante los contratos de asistencia en tierra o «handling» por los que las compañías aéreas contratan los servicios instrumentales que precisan en los aeropuertos para la ejecución del transporte.
STS (CIVIL) DE 28 SEPTIEMBRE DE 2020. EDJ 2020/670449
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